Porto, escapada gourmet

El perfecto bolso de malla para brillar en la noche portuense, un capricho de Chanel.

Elegante y alegre, Porto es una hermosa ciudad portuaria con sabor a Atlántico, deliciosos vinos y ese gusto sutil y exquisito por el diseño tan portugués. En el distrito medieval de la Ribeira, las calles angostas de adoquines están bordeadas por casas de mercaderes y cafés que celebran un tesoro vinícola llamado Douro, cuyos colores son un epítome de Portugal. Apenas dos kilómetros cuadrados de casco histórico para deleitarse a pie de la sobria arquitectura de una ciudad con la que se soñará retirarse una temporada para entregarse a aquello que el corazón susurra hacer.

Con el río como permanente punto de fuga y Vila Nova de Gaia en la otra orilla recordándonos que aún hay mucho más por descubrir, Porto invita a disfrutar de placeres sencillos; a pasear, a conversar, a brindar, a leer. No faltan los monumentos ni la artesanía ni los símbolos que subrayan el carácter noble de la segunda ciudad más importante de Portugal, cuyo centro histórico es Patrimonio de la Humanidad. Sus seis puentes hablan de comercio entre el Viejo y el Nuevo mundo y del rol de Porto como capital industrial del país, elevada por una interesante oferta cultural.

Porto cuenta con magníficos hoteles, como Rosaetal, en el entorno de la calle Miguel Lombarda, epicentro del diseño de moda y de algunas de las galerías más prestigiosas de la ciudad donde el fluir natural de la visita conducirá. Tomar el brunch en este hotel boutique un domingo lluvioso es un plan que no decepcionará. En plena ebullición, como el resto de Portugal, las opciones de alojamiento son infinitas, con bellas casas señoriales convertidas en apartamentos de diseño donde despertar hipnotizados por la bruma portuaria y el sonido de las gaviotas, que aquí, donde la desconexión de la rutina será inmediata, se sentirá como una sinfonía.

¡Oh, gastronomía! Una vez una porción de Iberia, Portugal es hoy uno de los destinos más atractivos de Europa, un viaje completo en sí mismo, y la renovada oferta gastronómica es una deliciosa prueba de ello. Desde restaurantes estrellados a gastrobares donde imbuirse de la atmósfera sofisticada de la ciudad y tabernas para saborear los productos de la tierra desde una visión contemporánea, siempre con un rico Douro, blanco o tinto, y cómo no, un Porto, un icono que se adorará redescubrir. Una pista: Vasques de Carvalho, una bodega familiar con showroom en Vila Nova de Gaia donde catar un Tawny de 40 años o alguno de sus preciados Vintage y comprobar porqué, desde hace dos siglos, es uno de los vinos más grandes del mundo.

La emoción sigue subiendo en esta cálida ciudad de gente amable y conversadora cuando se habla de arte contemporáneo, con una parada obligatoria, la Fundación Serralves, un emblema cultural de Portugal. Hay mucho para ver aquí, por lo que se recomienda dedicarle el tiempo suficiente a la visita. La Fundación Serralves no es un museo al uso; se trata de una experiencia artística completa que envuelve a la naturaleza a través de un jardín que es bosque y prado a la vez y sede de una sorprendente colección escultórica: Dan Graham, Richard Serra, Olafur Eliasson, Louise Bourgeuis, Anish Kapoor…

Viajar a Porto, como a todo Portugal, es viajar a otra dimensión. Un destino para dejar fluir la mente o celebrar el amor.